Clase de filosofía

Entra el profesor en clase, los alumnos van a sentarse en sus sitios, eso sí, si has entrado a tiempo porque si no tendrás que borrar la pizarra. Mientras se sacan los apuntes y se acaban de sentar hay un murmullo general que acaba de golpe cuando el profesor dibuja el Cuadrado de la Muerte en la pizarra.
Se recuerdan las fechas importantes y después lo que se explicó el día anterior y, continuamos "aprendiendo cosas nuevas que falta nos hace, que se ven unas miradas de interés que no seré yo quien las rompa desde esa atalaya de conocimiento".
Se explica el tema siguiendo un índice y una hoja del tema correspondiente, y la explicación del profesor. Cuando un tema o comentario de un alumno no agrada al profesor, breve paréntesis psicopedagógico para dejarnos perplejos a todos. Después de intentar desmontar las teorías filosoficas con argumentos sin sentido, se hacen preguntas sobre lo que no se ha entendido.
Este es un breve resumen de cómo se desarrollan las clases.
En mi opinión las clases funcionan muy bien, se aprende mucho y sobre todo la disciplina que hay en su clase mezclado con un toque de ironía y humor que las hace muy amenas.
Siempre nos ha facilitado cualquier tipo de reunión con él para hablar sobre nuestro futuro, la prueba de la Pau ... Y también reuniones con nuestras madres para solucionar las dudas.
Hay algunos momentos en que se hacen demasiadas preguntas pero bueno no siempre pueden ser las cosas perfectas. Una de las mejores medidas que toma el profesor es la de mandar copiar cuando no se lleva algo que nos ha pedido.
 Los exámenes no son retorcidos, siempre trata temas que hemos dado en clase. Además nos da tiempo suficiente para hacerlos.
El curso acabará con un homenaje a nuestro tutor y profesor de filosofía. Cocinaremos unos pasteles para agradecer a nuestro tutor,  que es nuestro héroe, lo que ha hecho por nosotros durante el curso.
 Este instituto cambiaría mucho si hubiese más profesores como él, con una vocación clara por la enseñanza y por ayudar a sus alumnos no sólo a amar la filosofía sino a formarnos como personas dentro de esta sociedad en la que vivimos.